La sombra del aire vela
oro de ligeros trinos;
abran su luz vespertinos
rumores de flor y tela.
Morada la tarde vuela
por asfaltos y terrazas.
¡Niña de todas las razas
modelo del año vago!
Brisa de clavel y lago
en isabelinas plazas.
JUAN SIERRA. UN MAYO (MADRID 1922), "Claridad sin Fecha" 1947. De POEMAS. Ed. Comares,1992. (Pag. 144).
Le leemos a Jacobo Cortines que Juan Sierra pasó dos años en Madrid preparando unas oposiciones al cuerpo Administrativo del Estado que es de lo que viviría toda su vida, y durante todo ese tiempo reside en la calle del Espejo, sin saber que unas casas más arriba vivía tambien Federico Gracía Lorca. Además, Antonio Machado frecuenta su mismo café , aquel donde todas las tardes tocaba un pianista ciego.
La calle del Espejo, muy característica porque tiene una de esas pronunciadas cuestas madrileñas, desemboca en la plaza más isabelina de la capital -la de Isabel II, vulgo Ópera- y además parece resistirse a perder su reminiscencia literaria, pues conserva dos librerías de viejo de esas que parece te vas a encontrar allí no ya a Machado, sino más bien a Quevedo.
En realidad, la fisonomía de esa zona ha cambiado muy poco con el tiempo, aunque ahora lleva mas de un año en obras, por eso la fotografía que traigo es de hace dos veranos. Si acaso, para cuando Sierra anduvo por aquí, la plaza era de tierra y en parte se cubría con toldos, lo que tambien evoca el poeta. Por no cambiar, vemos que hasta niñas de todas las razas, no han faltado nunca, ni entonces ni ahora.
Y tengo que reconocer que a esta décima me han hecho volver desde otro
Terco mayo, los versos a la intemperie de
Olga Bernad.