Y como no podía ser menos, Guillermo, que sería el primero en oir aquellas voces, nos trae al bulto redondo no sólo muebles como la silla-quadriga o la estantería general-life, sino también sus proyectos de arquitectura. De estos últimos, el más representativo puede que sea el Kursaal de Algeciras, que tras 15 años en obras y contra todo pronóstico, las autoridades públicas se decidieron a terminar.
Ayer en la inauguración, comprobamos que los proyectos más antiguos -de los años 80 y 90- ya los conocíamos, y recordamos otra muestra visitada en el carmen de la Fundación Rodriguez-Acosta de Granada que me parece ser el precedente de esta misma. Eso nos demuestra que este arte ornamental no se trata de un oportunista interés comercial -como en tantos otros- sino que prueba el interés renacentista del tarifeño.